...en Nueva Zelanda...


Repesco estas notas del fondo del cubo de papeles escritos pero que nunca han visto la luz, cuando años atrás viajé por Nueva Zelanda... Se abre el telón...

... ¡Sí;sí sí! por fin cruzamos de Wellington a Picton en un barco que sonríe como un nautilus y que se bambolea Brrrr Brrrr sobre la corriente que nos lame de adelante a atrás como [censurado].

Empezaré por el principio. No, no, empezaré por el medio: Aquí todo está lleno de moquetas y la gente es educada sorry sorry, enjoy your meal. Hay un tío dormido en un sofa, enrrollado como un perrillo mojado;y Paloma está cansada y quiere descansar y nos parece gracioso que vaya y se tumbe detrás de él, abrazandole por detras, estilo cucharita, como aquellos amores de discoteca.

Subo arriba, en el piso 10 (¡diez!) del ferry hay un mirador que se abre sobre el mar, allí me quedo un rato, a mi lado hay un francés de postal. Tal vez trabaje amasando fromage con sus deditos blancos y puntiagudos, la idea me gusta y me parece aun mas atractiva cuando veo como se introduce el indice en la nariz y extrae un moco y se lo lleva a la boca. Aqui en Nueva Zelanda con el hot chocolate te ponen unas nubes de gominola que llaman flufys. ¡Toma flufy! pienso, pero no lo pienso, lo digo en alto y el frances me mira. Me ha entendido.

En la azotea del barco el viento despeina mi cabellera, mis pelillos de kiwi, no porque yo sea neozelandes-kiwi, sino porque tengo los pelillos de la cabeza cortos y separados como los de esta fruta. El barco sigue avanzando por la gran bahia de la isla norte hacia mar abierto y el agua gris se convierte en azul cielo y las montañas como lomos de bufalo sobresalen verdes del mar. Así, joder que bonito.



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