En memoria de Juliana (una araña)

Durante principios de 2024 y finales de 2023, en frente de mi ventana, enrollada en una hoja seca de buganvilla, vivió la araña Juliana. Durante febrero de 2024, la buganvilla fue podada y la araña Juliana dejó de vivir frente a mi ventana, probablemente hubo de construirse una nueva casa y volver a tejer la tela para cazar. Es para que no se olvide su memoria que escribo esto.

La araña Juliana
Primer boceto que hice de Juliana cuando nos conocimos.

Ocurrió durante una mañana en que yo trabajaba en mi ordenador, mandando correos a destajo y haciendo presentaciones PowerPoint de dudosa calidad. Entre los unos y las otras me ha gustado siempre mirar por la ventana y soñar que camino sobre el lomo de un pez gigante que baja por un rio de aguas turbias y espumosas. Y era justamente lo que estaba haciendo, cuando me fijé en que una ramita muerta de la buganvilla que trepa por la pared tenía una sola hoja seca agarrada y que además estaba raramente enrollada sobre sí misma. Afiné la vista y dentro de la hoja pude ver la cabecita de una araña que escondida me miraba.

Recuerdo que me causó gran emoción descubrir a esa diminuta vecina que había decidido hacer su casa ventana con ventana de la mía y llamé a mi hija de 3 años para hacer las presentaciones de rigor. Mi hija, maravillada, me preguntó cómo se llamaba la araña y yo la dije que creía que no tenía nombre, haciendo caso omiso de mi respuesta, mi hija volvió a preguntarme ¿Pero cómo se llama? a lo que contesté que creía que Juliana. Y con Juliana se quedó.

Nunca supimos si Juliana sintió la misma emoción al ver a ese par de grandes mamíferos que agazapados en su casa la miraban, monstruosos y lentos, con su único par de ojos y esa boca mutilada de quelíceros.

A lo largo de las siguientes semanas estreché lazos con mi vecina a base de mirarnos fijamente durante las mañanas de los días en los que supuestamente yo estaba trabajando. La araña Juliana descansaba enrollada en su hoja y al igual que yo en mi ordenador, podía mantener su postura durante horas, supongo que reservando energía, para saltar de su hoja y deslizarse por los hilos a muchísima velocidad ante la más mínima vibración que indicaba que una presa había caído en su trampa.

La velocidad a la que salía y volvía a entrar a su casa-hoja en caso de que el insecto que había hecho vibrar la tela consiguiese escapar nunca me permitió sacar ninguna foto de la araña Juliana de cuerpo entero.

Cuando la presa no escapaba y la araña Juliana conseguía capturarla, morderla y envolverla en su mortaja de hilo, la cosa era tan fascinante que nunca se me ocurrió ir a por el móvil para grabarlo o tomar una fotografía.

MMA de la autorrenuncia

Varios de los hilos principales de la tela que había tejido, iban a terminar o convergían cerca de la hoja-casa, de forma que desde la seguridad invisible de su refugio, Juliana tenía una especie de Centro de Control en el que recibía información del entorno y podía actuar en consecuencia.

Centro de control de Juliana

Donde quieras que estés, Juliana, espero que hayas encontrado una buena hoja bajo la que dormir y que los insectos gordos como chuletones de vaca, caigan en tus hilos.



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