Pongamos que yo sé escribir cosas con un cierto estilo -entendiendo por estilo eso de repetir los propios defectos hasta que están pulidos- y pongamos por debajo de esta suposición (subpongamos) que yo tengo algo que contar vía el teclado de mi ordenador y la linea vertical parpadeante del editor de texto o esa lombriz almidonada que caga letras al empujarla a la derecha. ¿Pueden mil lombrices almidonadas cagando al azar escribir el quijote? Tal vez.
Tal vez entonces, pueda quitarme este veneno de encima, este anisakis, este puto tengo que hacer algo, esta fatiga que me radia donde los dedos de los pies enganchan con la planta, las piernas, el ano, la cerviz, el trozo del cuerpo donde se generan las ondas que causan los orgasmos, la tripa, los hombros que parecen que han llevado piedras de catedral mil años y la cabeza, humillada, mirando hacia abajo, a este teclado partido en dos como mi ego. Mi puta voluntad. Solo somos eso, una chispa de voluntad, y me la quieren romper ¿qué quedará? Yo lo sé, biomasa.
Yo solía tener voluntad, y solía tener una vida, nuestras vidas son los ríos que van a morir al mar, pero primero -amigo Jorge- a ríos mayores que van a morir al mar y si remontamos estos ríos vamos pasando por bifurcaciones que son los momentos en que hemos entrado en el currelo, en la universidad, en el colegio, en la guardería, así que ya empezamos a morir antes del mar,-Jorge, ostia- ya cuando nuestro primer riachuelo, hilillo de agua fresca se juntó con el primer riachuelo mayor ya estábamos muriendo, ya estábamos mezclando nuestra agua -zumo de nieve- con el agua de otros, que yo no digo que sea malo, ni que sea bueno, que yo solo digo que entonces, ahora, con 37 años que queda de mi agua, que digo que si hay una sola molécula de H2O mía en este remanso de agua, aquí en esta orilla del río, cariño, Jorge.
[Chomsky dixit]
¿O no era para esto para lo que valía escribir? NPI, pregunta a otro.
Subsubpongamos, desenmascarando mi ego, reconociendo en público mis miserias, reconociendo que me cague en clase cuando tenía 8 años y luego negué que el olor viniera de mi culo, desgarrándome el cuero cabelludo, arrancando todos los trozos de carne y ropa de mi cuerpo, desenganchando los tendones del hueso y las articulaciones entre sí, chasqueando los dedos pero por última vez, triscando y moliendo luego los huesos, soplando el polvo que quede al aire, que se lo lleve todo, que lo que quedaba era un deseo de autoconocerme ¿es eso? Si no ¿que? ¿Y cómo eso es posible sin mi voluntad? Y me la quieren romper.